domingo, 22 de diciembre de 2013

Piensa un título original... ¡Feliz Navidad! ...Oh shit

Es cierto que para los universitarios la Navidad dejó de existir, al menos en cuanto a disfrutar de las vacaciones se refiere. Pero estamos a 22 de diciembre y ya he tenido una cena y una comida de Navidad. Parece que con los años las cosas cada vez llegan antes.

Como para todo el mundo, desde que descubres quienes son los Reyes Magos y Papá Noel, estas fechas dejan de significar lo que significaban, pero cuando en tu familia vuelven a haber pequeños, las vives de nuevo a través de su ilusión.

Notas cuando entra diciembre porque tu sobrina empieza a comportarse mejor de lo normal porque no le gusta el carbón, y tu sobrino sigue siendo un trasto porque es tan pequeño que aún no sabe ni decir ‘Papá’.

Notas como tu bolsillo, plano ya de por sí, empieza a perder dinero, pero no te importa demasiado cuando lees la carta de “Queridos Reyes Magos” e interpretas las rayas de tu sobrina que sólo sabe escribir su nombre, y con suerte.

Un año más tu padre compra un boleto para que lo compartas con tu hermano en el que no nos toca ni la devolución. Pero lo bueno de este año es que una vez hecho el sorteo se acabó el maldito anuncio de Navidad (adiós a las pesadillas con Montserrat Caballé y Rafael, y esa terrorífica canción sonando en mi cabeza).

Vas al centro sin guantes y compras castañas asadas para calentarte las manos mientras ves las luces y esa falsa pista de patinaje sobre hielo que han montado en la plaza junto al árbol, como si compensara pasar la Navidad aquí y no en Nueva York.

No sé por qué, pero me resulta muy difícil hacer un balance de este 2013, cuanto más lo pienso más me contradigo, supongo que es algo bueno.
Los propósitos los dejo para cuando sepa que voy a cumplirlos, ahora tengo demasiadas cosas que hacer como para meterme en otras.  Pero bienvenido sea todo lo que queda por venir.

Mi amigo Chuck y yo os deseamos a todos...




viernes, 13 de diciembre de 2013

Sólo 5 cosas

Últimamente siento que vuelvo a estar un poco perdida, por una parte estoy donde quiero estar, pero por otra hay algo que ronda mi mente, que no sé muy bien qué es pero que me dice que necesito algo más para tener las cosas claras.

El otro día leí un artículo en el que una enfermera hablaba desde su experiencia de las cinco cosas que la gente más lamentaba en su lecho de muerte, y me hizo reflexionar un poco. Aquí os dejo esas 5 cosas y mis reflexiones:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
Hay poca gente valiente en el mundo, quizás porque confiar en uno mismo es algo que no se potencia lo suficiente desde que somos bien pequeños. A veces las elecciones que tomamos o no tomamos dependen más de factores externos, que de los realmente importantes para nosotros 
¿Realmente perseguimos nuestros sueños o los sueños sueños son?

Yo esto lo relaciono con la ya famosa ‘Zona de Confort’, esa zona en la que te encuentras mullidito y tranquilo, porque es una zona que controlas y conoces muy bien, te resulte agradable o no. 
Hay gente que se queda en esta zona, por aquello del miedo a lo desconocido, y otros en cambio son más exploradores y tienen siempre proyectos en mente que llevan a cabo, y para ello salen un poquito de la zona mullida para adentrarse en otra, la que se denomina ‘Zona de Aprendizaje’, en ella vas aprendiendo cosas que te van permitiendo ampliar poco a poco esa Zona de Confort de cada uno.  
La mayoría de las personas nos movemos entre estas dos zonas.

Pero hay más, todos tenemos sueños, sueños que a veces no nos atrevemos a cumplir por el ¿y si sale mal? sin tener en cuenta el ¿y si sale bien?

Porque cuando tenemos en cuenta este último entramos en la ‘Zona de los grandes retos’, esa zona a la que se teme llegar por el miedo a perder. Pero cambiar no significa perder, sino desarrollar. 
Hay que superar muchos miedos para llegar aquí, y estar muy motivado para ello, tener claro el ¿Por qué y para qué hago esto? Y cuando tu sueño tiene una fecha de caducidad clara y empiezas a trabajar para conseguirlo antes de que caduque, es que algo estás haciendo bien, aunque tengas que volver atrás muchas veces, sigues avanzando.
Simplemente CREE EN TI.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Refiriéndose al hecho de que a veces se considera más importante el trabajo que otros ámbitos, como quizá sea pasar más tiempo con los tuyos. 

Siempre se tiene en mente eso de: Ahora lo que hay que hacer es ganar dinero para tirar adelante, ya tendré tiempo mañana para estar con las personas que quiero.

Punto difícil de valorar sin una perspectiva temporal. Que del amor no se vive lo sabemos todos, pero hay que tener claro que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar.

 

3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Sentimientos tanto positivos como negativos.

Esto es algo que a mí me cuesta bastante a veces, y sé perfectamente a qué se debe. Como a mí le pasa a muchos otros. Supongo que es algo que va formando las experiencias vividas y por tanto que puede cambiar, aunque a unos les cueste más y a otros menos.

 

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

Poco que comentar aquí ¿quién no ha perdido amigos con el paso del tiempo? ¿quién no ha tenido que suprimir tardes con algún amigo por culpa del trabajo por ejemplo? Una frase del artículo decía: 

Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años”.

Triste pero cierto.

 

5. Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.


Para mí ésta está relacionada con el punto 1.

 “La felicidad es una elección”

Os dejo el enlace del artículo por si os interesa y aquí el video que explica de forma muy chula la 'Zona de Confort':







martes, 26 de noviembre de 2013

Mi momento

Puede sonar raro, pero ir en autobús me relaja. Es mi momento de desconexión, de ponerme los cascos y mirar por la ventana o leer un libro. Y si me fallan las dos cosas o alguien intenta darme conversación pues… me jode bastante.
Por eso prefiero ir sola en el autobús, que sí, sé que suena muy antisocial, pero cada uno tiene sus momentos... y a mí, mi momento bus que no me lo toquen.

Realmente es algo que me pasa con casi todos (por no decir todos) los medios de transporte. Puede que antes de subir al coche esté manteniendo una conversación súper animada con alguien, pero es subir al vehículo y entro en estado de empanación inmediata, de verdad. Y yo no era consciente de ello hasta que un día P me lo dijo. 
Por el contrario a P le encanta hablar, y yo intento seguirle la conversación aunque sabe como soy y me perdona esos momentos en los que me sumerjo en mis pensamientos y simplemente disfruto de la música y el paisaje.

Pero siempre he sido así. De pequeña viajaba mucho en coche con mis padres, y siempre llevaba la maleta y una mochila a parte llena de libros y cintas de cassette (como lo leéis, que yo soy de los 80, por los pelos pero lo soy) y mi Walkman (que luego evolucionó al Discman y así conseguí llevar más música aún). Mis padres me obligaban a hacer una selección, pero yo era incapaz ¿Y si en algún momento del viaje necesitaba escuchar una canción en concreto? Ellos qué iban a entender, si llevaban únicamente dos cintas que iban intercambiando en el coche... 
Y así me pasa, que tengo más canciones vinculadas a lugares y personas que otra cosa.


Pero volviendo al tema, y vosotros ¿cuál diríais que es “vuestro momento”?

domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Esto cómo se hacía?

Estaba yo aburrida, sin saber ya qué más mirar por internet, cuando decido ponerme una película, no sin antes comprobar mi correo tan solicitado últimamente por mis compañeros de trabajo del Máster y tan falto de amor por otra parte… Cuando de repente he visto un correo de [Slide Away] que me informa de que me han dejado un comentario.

Y entonces una luz se enciende en mi agotado cerebro: Inma ¡si tú tenías un blog!

Y aquí estoy, dejando de lado una película para volver a este pequeño rincón a desahogarme un rato y para pasarme por vuestros rincones a ver cómo os va la vida. A mí me va cansada, pero no os preocupéis que ya me busco yo más cosas en las que ocupar mi tiempo, que lo que me sobra ahora lo voy a invertir en unas prácticas voluntarias, así, por amor al arte, o masoquismo, vete tú a saber qué.


Y la verdad es que si no actualizo es por una razón, y es que no hay mucho que contar, mi semana va a transcurrir entre una montaña de apuntes y trabajos y cafés (espero que compartidos, porque poca vida social más voy a tener). 

Y ahora que ya me he victimizado lo suficiente paso a hacer una pequeña reflexión, porque esta semana me leí un libro "Martes con mi viejo profesor" que si no lo habéis leído es cortito e interesante, y hay fragmentos que te hacen reflexionar sobre aspectos de la vida, porque el libro va de eso.
Y había un diálogo en el que en un momento decía: "En este país hay una gran confusión, entre lo que queremos y lo que necesitamos".
Y joder, qué gran verdad... Parece una tontería, pero hay mucha gente que de verdad no lo ve, y yo me incluyo en algunas ocasiones, a veces nos encabezonamos con algo confundiendo querer con necesidad, y no.

Gracias por perder vuestro preciado tiempo leyendo esta tontería, esta vez os recompenso con un temazo que carga las pilas a cualquiera. Disfrutad de la semana.




sábado, 26 de octubre de 2013

Porque estas son las cosas que pasan en mi vida...

El otro día decidimos ir a un pueblecito a hacer una ruta por el monte. La encargada de buscar la ruta fui yo, así que escogí una no demasiado larga que acababa en unos baños termales naturales que hay allí.

De normal cuando te vas de ruta, madrugas, sales pronto y la haces por la mañana. Pero en esta ocasión la pareja con la que íbamos no podía salir por la mañana, así que quedamos para comer en el pueblo y ya después de comer, con toda la comilona en la tripa  (porque nos cebamos todo lo que pudimos y más) empezamos la ruta.

Estuvimos 5km andando sin encontrar el sendero correcto, pero cuando ya nos dimos por vencidos e íbamos a dejar la ruta que había encontrado para otro día, por fin encontramos el camino que indicaba que por ahí íbamos bien.

Comienza la ruta, cuesta pa’ arriba, cuesta pa’ abajo, nos encontramos con un burrito, fotos con el burro, nos encontramos con perros alterados, aceleramos la marcha…

Todo muy bonito, y a los 3km (8 si le sumamos los 5 que llevábamos perdidos) uno dice que si estamos seguros de que no se nos hará tarde si seguimos la ruta y que si preferimos volver… El resto decimos que volver no es una opción, ya que se trata de una ruta circular, por lo que seguimos adelante, y nos encontramos cosas muy chulas como un chorro de agua, al estilo cascada pero que salía a presión y nos dejaba empapados, porque había que atravesarlo sí o sí.

A partir de este punto ya en teoría llevábamos más de media ruta, así que nos quedaban cosa de 2km para  acabar. Seguimos las indicaciones de la información que saqué de internet, y el camino empieza a complicarse, ya no sólo en dificultad, si no en señalización, varias veces nos salimos de la ruta pero al final conseguíamos retomarla volviendo atrás y buscando otro sendero.

Empieza a hacerse tarde, ya llevamos 15km andados y la idea de que en algún punto nos hemos desviado de la ruta que marcaba en internet comienza a ser más certera… aceleramos el paso (estamos en el monte y no queremos que se nos haga de noche).

El camino sigue, cruzamos un riachuelo, y no hay rastro que indique que el final del trayecto está cerca. Nuestro temor empieza a hacerse realidad y vemos cómo va oscureciendo… Mi móvil se queda sin batería, nos quedan dos más, uno de ellos alemán, que es el que usamos como linterna. Por suerte la senda mejora y salimos a un camino amplio. Ya es completamente de noche, los animales salen de sus escondites y aunque no los vemos los escuchamos a nuestro alrededor (en este punto yo ya estoy lo que se dice cagada).

Empieza a refrescar (recordemos que aún tenemos la ropa húmeda de ese tramo que tanto nos gustó que nos dejó empapados), y una neblina nos envuelve, pero por suerte hay luna llena, lo que nos ayuda bastante para ver mejor.

Encontramos una señal con indicaciones que nos dicen que el pueblo está a 3km si seguimos el camino del que venimos (no entendemos nada, porque en ningún punto vimos otro camino que no fuera el que llevábamos recorrido) y en la dirección contraria el pueblo estaba a 5km.
Como el mejor camino parecía ser el de 5km tiramos hacia allí, pero la cosa se complica, el camino cambia a uno que sin conocer la zona y sin apenas luz no nos atrevíamos a seguir, así que decidimos llamar a emergencias.

La suerte nos acompaña (la mala) y  no hay cobertura. Yo ya nos veía en los telediarios.
Dato: la llamada de emergencias sin cobertura es un timo, porque no funciona.

Decidimos que lo mejor es seguir caminando por el camino ancho, hasta encontrar cobertura, y una vez podamos llamar, volver hasta el cartel con las indicaciones y ver si alguien puede venir a por nosotros allí.
Llamamos a emergencias, no nos localiza ni cristo, ya no sé si pasan horas o minutos, para mí creo que pasaron días… Y la historia acaba un buen rato después, tras movilizar a los bomberos y la Guardia Civil, que contactan con nosotros vía whatsapp (benditos Androids y bendito Google Maps) y nos recoge un coche de la guardia civil con una gente majísima (jamás lo hubiera pensado).

Vamos, que la liamos parda, y una ruta de 9km acabó siendo una de 20.

La verdad es que pese a la situación y lo cagada que estaba nos reímos bastante, fuimos unos incautos de mucho cuidado, pero bueno "Al final todo acaba bien. Y si no acaba bien, eso es que aún no ha llegado el final".



sábado, 12 de octubre de 2013

Otoño

Ya es Otoño, pero otoño de verdad, no del 3 de octubre a 32 grados a las 9 de la noche.
Y es otoño, no invierno, el otoño existe ¡¿Por qué hay gente que no quiere aceptarlo?!
El otoño existe, y me gusta.

Estoy un poco desaparecida porque ha empezado octubre, lo que significa que mis vacaciones han acabado. Octubre ha empezado fuerte, empezó mal, pero bien.

El caso es que me he apuntado de nuevo a la piscina (al gimnasio, pero sólo voy a la piscina), porque soy una vaga y no hago nada de deporte, y porque la matricula era gratuita.
Así que estaba esperando a que llegara el 1 de octubre para poder ir.

El 1 de octubre a 38 grados en la calle.
No sé si sabéis las temperaturas que hay en los vestuarios del gimnasio, al menos del mío. Algo así como “el infierno” grados centígrados. 
Así que llegué, con todo lleno de abuelas saliendo de Aquafitness y busqué una taquilla donde poder dejar mis cosas lo más rápido posible para meterme en el agua y huir de ese calor infernal.

Hasta ahí todo bien. Empecé a echarme unos largos y a los 4 ya no podía con mi alma, pero bien.

Llegó el momento de salir del agua, sin reposar un poco ni nada (para qué, si soy una deportista nata, no necesito esas tonterías), hago el último largo y me salgo directa. 
Así que entre el cansancio que sentí y el golpe de calor que me dio al entrar en los vestuarios pues empecé a encontrarme un poco mal, pero hice como si nada y empecé a cambiarme para poder salir de ahí e ir a la calle con sus gloriosos 38 grados (mucho mejor).

Y cuando ya estaba enrollada en la toalla y sin el bañador, empecé a marearme levemente, y como tengo la tensión baja (y por ese motivo le tengo tantísimo odio a las altas temperaturas que me dejan como una zombie) pues ya sabía que o me tumbaba o la cosa iba a acabar peor. Y ahí estaba yo, en el vestuario lleno de gente, tumbada desnuda aunque tapada como podía con la toalla (porque en mi vida que esto pase en una situación menos ridícula no es posible), mientras unas mujeres de avanzada edad me daban consejos sobre cómo tumbarme para estar mejor y diciéndome cosas contradictorias y obviedades como: 
Ay pues sí que te has puesto más blanquita
¿En serio señora? A penas había notado la poca circulación de mi sangre en estos momentos… (Aunque debo alabar su capacidad de observación, porque ya de por sí soy blanca como la nieve).

Al final se me pasó y todo volvió a su normalidad, yo seguí cambiándome y las mujeres volvieron a su vida en la piscina.

Por tanto, mi primer día de gimnasio no me gustó nada, yo pensaba que me iba a dejar enérgica y resultó lo contrario, y pensé: menos mal que la matricula era gratuita porque no pienso pagar más meses... 
Pero ahora la cosa ha mejorado, y creo que seguiré yendo, porque pese a que me da pereza levantarme pronto para poder ir, luego me siento genial.


Y esto me hizo pasar a preguntarme ¿cuántas cosas he dejado de lado por qué me salieron mal un par de veces? ¿me rendí antes de tiempo en algo que quizás luego me gustaría o incluso se me daría bien?
(Lo sé, pienso y me pregunto muchas cosas xD)



jueves, 26 de septiembre de 2013

Botón rojo

Recuerdo que cuando iba al instituto mi profesor de filosofía nos planteó una situación (que probablemente conozcáis ya, pero me interesa vuestra opinión igualmente) y de la que tiempo después se rodó una película (muy mala para mi gusto por cierto y de la que no recuerdo mucho más).

La situación consistía en imaginar que un día alguien se nos presentaba y nos hacía una propuesta: 
Hay un botón rojo, por cada vez que aprietes el botón recibirás un millón de euros. Pero existe un inconveniente, y es que cada vez que aprietes ese botón, a la vez morirá una persona, una persona que tú no conoces y que nunca sabrás quién es, y por supuesto nadie te relacionará a ti con esa muerte. Sabiendo esto ¿apretarías el botón rojo?

Bien, yo planteo una situación más drástica, pongamos que estás en una situación jodida, una situación en la que un millón de euros arreglaría esos problemas que ahora mismo tienes, sólo tienes que apretar ese botón rojo y adiós problemas, muere un desconocido del mundo, tú sabes que una persona cualquiera ha muerto por tu culpa, pero nadie excepto tú sabe que alguien ha muerto por ti ¿qué haces? ¿aprietas o no aprietas el botón?


Voy a desvelar mi respuesta, si quieres puedes contestar antes ya que la situación ya está planteada y así no influyo para nada en tu respuesta (que igual no influyo de todas maneras, es un punto de vista).

Así que STOP, deja de leer.

En serio, no quieres leerlo todavía.

Piensa, comenta, lee y si quieres vuelve a comentar, que es gratis :D

Se acabaron los avisos, mi respuesta [SPOILERS]:


Lo dije en el instituto y lo mantengo, yo soy de las que NO apretaría ese botón, y me explico.

La razón principal probablemente sea que mi Pepito Grillo es un poco más grande que el grillo habitual, y tengo una conciencia que a veces me mata. Y además entra mi parte defensora del efecto mariposa… Y si por apretar ese botón mato a una persona que quizás es la que tiene la cura contra el cáncer, o si me pongo más a modo egoísta quizás es la que salva la vida de algún ser querido, o a lo mejor aprieto el botón y muere un asesino en serie al que no han conseguido atrapar y sigue matando sin ton ni son, también puede pasar…
¿Pero qué alivia más mi conciencia? ¿no tener la muerte de una persona en mis manos (pese a que esa persona quizás sólo aporte mal a la sociedad) o tener un millón de euros sin saber quién ha muerto por él? ¿tengo yo el derecho de decidir si esa persona en cuestión, que nunca sabré quién es y cuya vida desconozco por completo, debe morir?

También está la posibilidad de que esa persona que me ofrece un millón de euros a cambio de la muerte de un desconocido (que es y será siempre un desconocido) me esté mintiendo, y quizás lo apriete, no muera nadie y obtenga una gran suma de dinero, lo cual tampoco aliviaría mi conciencia porque al fin y al cabo… ¿y si no miente y he matado a una persona de forma indirecta? Nunca sabría la verdad.


Quería plantear la situación sin poner mi punto de vista, pero para ello luego tendría que crear otra entrada y era un lío, de todos modos me he guardado algunas balas en la recámara ;) Así que por favor, obviad mi punto de vista (si lo habéis leído antes de contestar) y responded respecto a lo que realmente penséis.

¡Se abre el debate!




jueves, 12 de septiembre de 2013

Inma Jones (y no por Indiana)

A veces parezco sacada de ‘El diario de Bridget Jones’, algo de este estilo:


Siempre me ha gustado esa escena a lo dramaqueen… pero no, en realidad soy más de este otro:


Pero con un desenlace más catastrófico, yo no tengo tanta suerte…

Ya lo he dicho muchas veces, soy un peligro para mi propia vida, pero aquí sigo, al pie del cañón. Que lo que no te mata te hace más fuerte dicen ¡de roca que soy ya!

Y el otro día estaba hablando con un amigo que me comentaba que en la Appstore [inciso para promocionarme: busco trabajo de fines de semana ¡contactad conmigo criaturas!] contrataban a gente sin experiencia en cuanto a informática, que no tuviera cursos y esas cosas, vamos YO. Sí yo, porque sólo con decir que me abrí este blog porque un día de repente mi antiguo blog no me dejaba loguearme a su antojo y aún no sé qué hice para merecer eso…

Bueno pues yo ya estaba ahí pensando en dónde iba a mandar mi próximo curriculum cuando mi amigo me dice:

-       ¿Te imaginas? Tú trabajando ahí… el primer día desmontas la tienda con lo torpe que eres.
[Cría cuervos…]
-       Mmmm… no lo había pensado así, gracias por robarme las esperanzas y ya de paso por tu confianza.


Y esa es la fe que tienen mis amigos en mí… Pero yo mentiré en las entrevistas cuando me pregunten con qué características me describirían las personas de mi alrededor, porque he creado un ser perfecto pero bastante creíble muahaha (en realidad no).

Pero si el ser torpe no se tiene en cuenta para que te den becas, pues tampoco se debe tener en cuenta para el resto de cosas, hombre ya. Además yo lo llevo con orgullo, es algo característico de mi familia, es la herencia que nos dejan nuestros antecesores, lo llevo en los genes y eso no se puede cambiar.

¿Cómo lo diría yo? ¿Habéis visto ‘El Rey León’? cuando Simba intenta escapar de su destino como rey y se da a otra vida unos años pero al final vuelve para acabar siendo rey porque es su legado… (iba a poner Spoiler, pero si no la has visto te lo mereces. Aunque si no sabes ese final es que has vivido alejado de la sociedad demasiado tiempo) pues así es la torpeza en mi familia, es nuestro legado, y tenemos que llevarlo con orgullo, como Simba rugiendo como rey en su roca.

(Pero ¿por qué he empezado a desvariar tanto de repente? En mi vida me había planteado tal símil, pero mira, no está mal del todo…)


La cuestión es que hay cosas de las que puedes sentirte más o menos orgulloso, pero al final son cosas que al modo de ver de cada uno nos caracterizan, y por supuesto, no son cosas exclusivas, así que mi consejo es que si tenéis que describiros en 3 palabras pensando en cómo lo harían los de vuestro alrededor… mintáis, mintáis mucho.


martes, 10 de septiembre de 2013

A veces pienso que...

Algunas personas son como montar en bici.

(Y que cada uno saque sus conclusiones)


martes, 3 de septiembre de 2013

Bienvenido Septiembre

Hay mucha gente a la que le ha dado una pena tremenda que llegara septiembre, en cambio yo me alegro tanto de que haya acabado agosto...

Septiembre siempre ha sido un mes de comienzos. 
Para mí y para muchos otros tiene más sentido decir eso de ‘Feliz año nuevo’ este mes que el 1 de enero, pese a que enero es mi primer mes de vida.

Este año cambia mi rutina de vida una vez más, ya veremos si consigo llevar a cabo todo lo que tengo en mente, que no es poco, pero estar activa hace que quiera hacer más cosas aunque también se echen de menos esos ratos muertos que no valoramos en absoluto cuando los tenemos en la mayoría de las ocasiones.


Pues eso, que es momento de llenar las agendas y de ser aquello que queremos ser, que nunca es tarde si la meta es buena.

Y hoy por ser breve...

Algún día (no muy lejano) volveré a tocar la guitarra.


lunes, 26 de agosto de 2013

De películas

Cuando tenía unos 15 años, prácticamente todas las semanas iba al videoclub (sí, los videoclubs, esa especie en extinción…). Pues bien, una tarde a mi madre le apetecía ver no se qué película, así que le dije que iba yo a por ella, porque soy buena hi..y ya de paso sacaba luego la que a mí me diera la gana con la oferta 2x1 (¿interesada yo? Por favor…).

El caso es que iba yo por el camino pensando en esa lista de películas que tenía, y cuál de todas me apetecía ver aquél día, pero lo que no pensaba era en lo que me iba a encontrar aquella tarde en el videoclub.

Llegué al santo lugar y había una pareja con un niño pequeño en el carro, la dependienta y yo. Saludé y me metí entre los pasillos de películas para ver si había alguna novedad que se había escapado de mi lista.

De repente noto como la mujer del carro empieza a darme golpes en la pierna con el cochecito como para pasar, o empujarme y que cayera al suelo, en ese momento no entendía que pretendía (luego lo comprendí todo), la dejo pasar y pienso por dentro que es idiota, hasta que le miro a la cara y veo que intenta decirme algo asustada (mi nivel de empanamiento se aprecia claramente en esta historia).

En seguida oigo gritos en la zona de la caja, me giro para ver que está pasando y veo a un hombre con un casco de moto y una pistola amenazando a la cajera a la que está a punto de darle un ataque de ansiedad (y ya de paso a mí otro), justo en el momento en el que miro hacía allí el tío empieza a gritar “¡¿Qué coño estás mirando?!” y yo giro de nuevo la cabeza hacia las películas sin saber si me dice a mí o no. 

Miro a la pareja con el carro que se han puesto en una esquina donde el tío no les ve y me dicen que haga lo mismo, así que yo temblando, pasando por mi cabeza imágenes patrocinadas por las escenas más peliculeras de Hollywood, voy hacia ellos haciendo como que no me entero del percal y que sigo buscando la maldita película que quería ver mi madre, porque en mi cabeza eso era lo que me iba a salvar de que el tío loco de la pistola me cogiera como rehén.

Bueno la cosa por suerte acabó sin ningún herido, pero con la caja vacía, y yo me fui de allí sin ninguna película en las manos, pero con una buena montada en mi cabeza.


Al día siguiente, fui a clase y en cuanto vi a mi mejor amiga le dije: no te vas a creer lo que me pasó ayer en el videoclub, ella me contestó: lo atracaron mientras tú estabas dentro. WTF??? Hasta las historias más impactantes para mí eran predecibles a mis 15 años, qué triste adolescencia...

El caso es que estuve una temporada un poco acojonada cada vez que veía a un tío con un casco de moto, sobre todo si lo llevaba puesto, pero al final se me pasó la tontería... 
Y supongo que es lo que acaba pasando con todo, no? Al principio si una cosa te deja secuela (no me traumatizó esta experiencia ni mucho menos, pero la he recordado y me ha hecho pensar) el tiempo lo va atenuando, hasta que un día te levantas con otra mentalidad, y todo vuelve a ser como antes de ese momento, sólo que con más experiencias a cuestas. 
El problema no es lo que ha sucedido y que tú no podías controlar, el problema es no saber dejarlo atrás para seguir avanzando.
[Esta reflexión es para cerrarlo así bonito, en realidad lo bueno de una historia así es contarla a modo peliculero y quedar de guay, eso que mi mejor amiga no me dejó hacer, y ya para qué intentarlo, no?]


lunes, 19 de agosto de 2013

¿Sí quiero?

Llega un momento en la vida en el que empiezan a llegar a tus oídos noticias de gente cercana a ti que se casa, gente que ronda tu edad y ha decidido que es el mejor momento para dar ese paso, y bueno, lo típico a ciertas edades para la mayoría de las personas.

Yo lo veo una locura en según qué situaciones, y en otras en cambio lo veo bien y hasta comprensible.

El caso es que luego me cuentan que quieren (corrijo: la CHICA quiere) una boda de cuento de hadas, y yo no puedo evitar imaginarme a ella con 15 años y un cuaderno rosa lleno de recortes de fotos de revistas con flores y vestidos de boda que ahora tendrían que ser comprados en tiendas vintage, etc.

Y por supuesto ella tiene voz y voto en todo, el chico puede opinar, pero su opinión puede ser tenida en cuenta o no, eso lo decide la novia que para algo es su día (true story).

A veces en estas conversaciones entre chicas me siento un poco desplazada, porque pese a que vivimos en una sociedad que está cambiando su punto de vista respecto al matrimonio y la vida en pareja en general, creo que la mayoría de las mujeres sigue queriendo una boda como ya he dicho de cuento de hadas, en la que ELLA sea la protagonista (porque amigos, las bodas son para que luzca la novia no nos engañemos, o eso me dicen).

Yo, por otra parte, tengo una mentalidad completamente distinta sobre el matrimonio, que no es nada romántica, y que pocas chicas que conozco, aunque por suerte no soy la única, comparten, porque para el resto el matrimonio es el sumum del amor, o qué sé yo…

El otro día una amiga dijo que el día más feliz de su vida sería el día de su boda, y que por eso todo tendría que salir perfecto y como ella lo tiene planeado, que digo yo… ¿al marido que le jodan? Lo peor es que no es la primera vez que lo escucho…

Yo es que eso de forzar todo para que el ‘día más feliz de tu vida’ salga como lo tienes en mente, pues no lo veo, ni me lo creo.

Para mí el matrimonio es un papel más que (momento en el que le quito todo el romanticismo) te concede ciertos beneficios que no te otorga el ser pareja de hecho. Para mí casarme o no no significa sentir más o menos por la persona que pueda estar esperándome en el altar o en la playa junto a un cura o lo que sea. Para mí el matrimonio no es sinónimo de amor en absoluto, y respeto a las personas que tengan esa visión, pero para mí es un acto más que marca la sociedad y punto, un paripé más. Y sí, me han llegado a mirar mal por pensar así, pero es lo que hay.


Vamos que en realidad lo que critico no es el matrimonio en sí, que me parece muy bien cuando no se plantea como el momento más importante de tu vida ni en el que te dejas la pasta que no tienes y pagan tus padres y los de tu pareja (porque en estos tipos de boda tiene que haber pérdidas sí o sí, y más en los tiempos que corren...). Pero esa visión idealizada y peliculera del matrimonio me parece tan like 15 years old...


martes, 13 de agosto de 2013

Premio

Parece que ya ha pasado para mí la mejor parte del verano (llorad conmigo), aunque por suerte aún me quedan muchas vacaciones por delante, sin grandes planes, pero algo se hará.

Y después de esta temporada de relax (aunque realmente no he parado de hacer cosas), un poco de desconexión, un poco de Teruel, un poco de Segovia, un poco de Burgos y un poco de Asturias donde se quedó de nuevo otro pedacito de mí (cómo adoro esa tierra, es mi lugar favorito de todos los lugares, al menos de todos en los que he estado), habrá que volver a poner en activo el blog, aunque veo muchas bajas o más bien 'Cerrado por vacaciones'.

Bueno, que todo este rollo es para decir que he ganado un Oscar (ole), y quien dice Oscar dice un premio blogueril "Premio al buen seguidor" otorgado por Kassius (hacedle una visitilla que seguro que le hace ilusión ;p), así que vamos al lío.

El premio consiste en contestar a 11 preguntas y posteriormente (si quieres) crear tú otras 11 para que las contesten aquellos a los que nomines. Allá va.

Pido a la vida... 

Salud, dinero y amor (8) y risas, muchas risas.

¿Sabes quién eres? 
Diría que sí, creo que me conozco bastante bien (sólo faltaba que ni yo misma me conociera), aunque a veces me contradiga un poco y no me entienda ni yo.

¿Qué es lo que nunca harías?

Soy bastante de la opinión de "Nunca digas nunca" porque nunca se sabe... así que no sé.
Supongo que nunca comería mierda por ejemplo, pero oye, a lo mejor un día se trata de vida o muerte o secuestran a algún ser querido y sólo puedo salvarle así, porque... ¿Qué puede interesar más a una persona que verme a mí comiendo una mierda? Es algo lógico que podría pasar, no?

¿Con qué sueñas todos los días? 

Para contestar a esta pregunta tendría que haber pasado menos de un minuto desde que me he despertado, porque de normal después de ese minuto es como si no hubiera soñado, no recuerdo nada. Pero teniendo en cuenta que hoy al desayunar y tomarme el café se me ha olvidado ponerle azúcar y me ha costado descubrir en el primer sorbo por qué narices estaba tan malo pues... igual tampoco os sabría decir...

¿Sabes bailar? 

Sé hacer el idiota.

Una pesadilla que se te repita... 

Cuando era pequeña tenía 2 pesadillas que se repetían mucho, ahora que yo sepa ninguna. 
En las de cuando era peque los personajes principales eran Celula (el de la aguja en la cola de Dragon Ball, muy WTF sí) y un gigante que realmente era un muñeco cabezón de mi prima que me tenía aterrorizada. 
Así es mi mente, ya de pequeña no regaba bien.

¿Escribes? 

No. Aunque tengo algún relato corto de mis tiempos mozos.

Algo de lo que te sientas orgulloso/a... 

De ser lo que soy (aunque no sea gran cosa), de la mentalidad que he ido formando y de las personas que la han alimentado.

¿Qué animal te gustaría haber sido? 

Mmm... Un tigre no estaría mal.

Si no puedes dormir, ¿qué haces? 

Maldecir, maldecir mucho. 
Maldigo los cafés si me he tomado alguno, maldigo a la siesta si he dormido, maldigo al calor... Y lo peor de todo es que lo suelo hacer por Twitter. Pero ojo, yo nunca tengo la culpa de no poder dormirme xD

Si pudieras dar tus tres deseos a otra persona, ¿A quién sería? 

Como odio estas cosas de ¿si pudieras elegir a tu favorito quién sería? blablabla, sólo por no tener que hacerlo me los quedo yo todos y ya pido por ellos jaja
Pero me mojaré, y ahora mismo se los daría a mi madre, aunque sé que no gastaría ninguno en ella, así que le pondría la condición de que sólo puede pedir para sí misma.


Y el Premio es...



Estoy de vacaciones como ya he comentado al inicio, así que mi mente está out y me salto lo de poner preguntas nuevas.
En cuanto a lo de nominar como he estado ausente tampoco sé muy bien quien sigue estando por aquí, por tanto, que cada uno se sienta libre de llevarlo a cabo, pero estáis todos nominados muahaha.


jueves, 18 de julio de 2013

El Surf y yo

Soy una negada para los deportes, lo reconozco, yo no nací con esa habilidad, yo nací torpe y hay que quererme igual, lo que pasa que la gente se cree que lo digo por decir, y luego pasa lo que pasa...

En mi antiguo blog ya conté mi gran experiencia con el Snowboard, que aquí la dejo por si a alguien le apetece subirse un poco el ego leyendo mis peripecias. Pero como no me doy por vencida (algún deporte se me tiene que dar bien por estadística ya) yo lo sigo intentando, esta vez paso a relatar mi experiencia con el Surf.

Desde pequeña el Surf siempre ha sido un deporte que me ha llamado la atención (me gustan los deportes con tablas sí), también intenté practicar Skimboard que ahora está bastante de moda, yo sólo adelanto que no es tan fácil como parece, que aunque lo practiquen también niños (malditos niños, por qué me fiaré siempre de ellos) los hostiones te los pegas igual. Pero bueno, hoy el tema es el surf.

El caso es que P tiene una tabla de surf de estas que se supone que son para principiantes, que no sé yo, igual es que yo aún soy un nivel más inferior a eso... 
Total que nos fuimos a la playa un día que había algo de olas. Yo como siempre estaba súper emocionada, yo me emociono en seguida con todo, también se me pasa en seguida cuando veo que soy una negada, pero soy como una niña pequeña cuando me ilusiona algo.

Desde la arena me dio unas lecciones básicas de lo que tenía que hacer una vez estuviera en el agua, todo muy bien, así que nos metemos con la tabla en el agua.

Para empezar, remar a contra corriente es una coñazo, sobre todo cuando te comes todas las olas porque la tabla (al ser de principiantes) es más gorda y no se hunde para pasar la ola por debajo. Pero lo conseguí, una vez en la zona de calma llega el momento de sentarte en la tabla a esperar una ola que te consiga arrastrar luego. 

Sentarte en la tabla... qué fácil parece, eh? ¡pues no es tan fácil! que la tabla se desequilibra y cuesta cogerle el truco, pero bueno, no tardo mucho en desbloquear el logro. Ahora sólo queda esperar un poco hasta lanzarte a una ola con suficiente potencia como para que te lleve, que es cuando empieza lo chulo del deporte.

Lo veo a lo lejos, empieza a levantarse lo que será la ola que me lleve como a una sirena... Giro la tabla, me tumbo y empiezo a remar, cojo la ola, me pongo de un salto de pie como P me había enseñado y me deslizo como una profesional... 
Ya... 
Esa es la imagen que tenía yo de mí con el surf, la realidad es que la ola me arrastra sólo un poco (por no remar lo suficiente) y yo sigo tumbada porque para nada me veo capaz de ponerme de pie de un salto con la tabla en movimiento (bueno ni parada, para qué engañarnos).

Total que al final vuelvo a remar otra vez mar adentro, porque aún no me he dado por vencida, eso llega un poco después, cuando ya llevo unos cuantos intentos, la playa empieza a llenarse de gente y yo empiezo a notar que mi sentido del ridículo comienza a llegar al límite del día... 
Pero ese momento decisivo aún no ha llegado, llega en el momento en el que decido coger una 'buena ola'. Esta vez voy decidida, remo bastante para que la ola pueda impulsarme bien, y por fin veo el momento de ponerme de pie, así que apoyo las manos con firmeza en la tabla para ponerme de pie y en ese momento se hunde el morro (¡¿pero no se suponía que al ser una tabla de principiantes no se hundía?!) así que me voy de cabeza al agua, la tabla sale por detrás de mí y al salir yo del agua desorientada me golpea en la cabeza, ahí, ahí llega el momento de ridículo máximo del día... 
Me giro por si con suerte P no me ha visto, pero ahí está, partiéndose de risa. 

Así que tiro la toalla, y decido que un golpe en la cabeza, una marca en la pierna provocada por la quilla de la tabla (que aún tengo, no puedo decir que el surf no me ha dejado marca) y mi dignidad en el fondo del mar, son suficientes para acabar el día de surf por el momento, y ya otro día iré más mentalizada. 




sábado, 6 de julio de 2013

San Fer... Interrail

1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio… INTERRAIL

Hace 5 años ya (cómo vuela el tiempo) estábamos mi amiga y yo nerviosas porque al día siguiente nos íbamos casi un mes por Europa, con tan sólo un billete de tren (el del Interrail), uno de avión para volver 23 días después, dos mochilones más grandes que nosotras y una ruta en nuestras cabezas dispuesta a moldearse a nuestro antojo.

Recuerdo que la noche de antes de salir yo pensaba en la cama ¿Pero dónde nos hemos metido? Que no hemos mirado ni dónde dormir, ni tenemos mapas, ni nada… muy felices nosotras, sí.

Y la verdad es que en un principio íbamos unas 8 o 10 personas, pero como siempre, cuando propones un plan así se apunta todo el mundo, y luego cuando lo llevas a cabo te quedas o tú sola, o en este caso yo con mi amiga, y es que para estas cosas somos iguales, dicho y hecho. Ya nos lo olíamos cuando te das cuenta a lo largo del año que sólo tú y ella estáis trabajando para ahorrar el dinero. Y cuando ya tienes el billete en la mano y estas reservando el de avión aún ni te lo crees. 
Llevábamos una cuenta atrás de la que no éramos conscientes hasta que marcó el 0 y nos vimos ella y yo, en la estación de trenes, despidiéndonos de nuestros padres.

Yo tenía 19 años y mis padres me decían que ni loca me iba a ir yo sola casi un mes con mi amiga en el plan que llevábamos. Pero yo lo tenía claro, y se lo dije: Si no lo hago ahora que es cuando tengo la oportunidad, que estoy trabajando para conseguir el dinero y que tengo el tiempo libre suficiente para hacerlo ¿cuándo lo voy a hacer? Y así es como convencí a mi madre, lo de mi padre ya fue asunto de ella… Y llevaba razón, porque desde que volvimos llevo en mente hacer otro, pero nunca es el momento.

Recorrimos Francia e Italia de arriba a abajo, y pasamos por la preciosa Suiza, tan bonita, tan cara y tan lluviosa... pero preciosa igualmente.

Nos pasaron muchas cosas y disfrutamos como enanas. Tal vez nos hubiera venido bien un poco más de planificación, pero la verdad es que fue nuestra aventura europea, muy a lo loco todo, que es como al final pasan las mejores cosas.

Y  es que por estas fechas siempre me pongo a recordar el Interrail, es una de las experiencias que no me cansaré de recomendar a todo el mundo. Ya lo he dicho, tengo en mente hacer otro (para cuando vuelva a tener dinero ahorrado), pero esta vez me quedo con el de una semana que 23 días de un sitio a otro mola mucho, pero es agotador, y vuelves con unas ganas de comer en casa y tumbarte en tu cama que no son ni comparables a cuando vuelves de un festival, y ya es decir...

Podría hacer una entrada interminable, porque si me pongo a leer el diario que llevábamos y apuntábamos lo que nos iba pasando igual no acabo, pero solo diré que si tenéis la oportunidad de hacerlo, lo hagáis, y si no la tenéis ¡la buscáis! Es una experiencia única, recomendable al 100%, de esas que tendría que aparecer en la lista de cualquier persona que se precie, esa lista titulada “Cosas que hacer antes de morir”.


De todos modos, aunque lo echo de menos, el martes empieza mi verano de verdad, y este año promete como hacía años que no lo hacía.


jueves, 27 de junio de 2013

Lugar de pas(e)o

Me resulta curioso que a la gente le parezca extraño ir a un aeropuerto a ver salir y llegar aviones y observar e inventar las historias de la gente: reencuentros, llegadas por trabajo, pancartas… Pero sea lo más normal ir al puerto, vale que tiene mar, pero al fin y al cabo lo que más ves son barcos.
El aeropuerto es un lugar de paso para todo el mundo, y el puerto un lugar de paseo.  

Yo de pequeña, a veces, me iba con mi padre al aeropuerto, sin maletas, sin billete, sin destino. Íbamos al aeropuerto y nos poníamos delante del ventanal a ver como salían y llegaban los aviones. Me encantaba ver el despegue, me imaginaba la vida de los que iban dentro, a dónde iban, por qué, si iban solos, si iban a encontrarse con alguien o si dejaban a alguien atrás… Me quedaba mirando las pantallas de próximos embarques y elegía en qué avión me montaría yo.

Quizás de ahí venga mi gran afición a los viajes, mi necesidad de salir de mi ciudad, por poco tiempo que sea, cada cierto tiempo, y también es probable que venga del hecho de que todos los veranos nos íbamos a algún sitio, y así llevo recorrida más de media España.

Es curioso, porque siempre que íbamos al aeropuerto era para ver los aviones, pero nunca cogíamos ninguno, nunca he montado en un avión con mi padre, pero he visto tantos despegues y aterrizajes con él…
Y aun así me pone un poco nerviosa coger aviones, el momento de pasar la maleta y todas las cosas por la cinta, el momento de quitarme las botas y pasar descalza por el detector, el momento de embarque y la tensión de no saber si me dejarán pasar mi maleta como equipaje de mano, el momento del despegue... Me encanta, pero me pongo nerviosa.

La gente pasa noches en el aeropuerto, yo también lo he tenido que hacer alguna vez, y suelen ser noches horribles buscando la postura para dormir un mínimo y a la vez cubriendo como puedes toda tu maleta con el cuerpo para que no te la roben. No me gustan esas noches, pero adoro esos amaneceres, supongo que también tiene algo que ver la compañía.


Y todo esto viene porque he leído la frase "Los aeropuertos ven más besos sinceros que las bodas", y me he acordado de esos momentos y a la vez me he dado cuenta de que la mayoría de las personas odian los aeropuertos, y yo no entiendo por qué, y luego cuando digo que iba por placer me miran extrañados ¿tan raro es?



jueves, 20 de junio de 2013

I'm back!

Aquí las hortalizas Pimiento y Tomate me han "nominado" para hacer una cosa de estas que tanto me gustan (ejem no ejem) de contestar preguntas y eso, como persona importante que soy, así que como lo prometido es deuda, a ello voy.

Dice así: Con la A...

Que nooo.
Va sobre libros, los 7 pecados capitales de la lectura, culturizaos conmigo (lo lleváis claro jaja). Empezamos.


Avaricia - cuál es tu libro más caro y el más barato.

Sí, suele ser en lo primero que pienso cuando me leo un libro ¿esto cuánto me costó? y si la respuesta es mucho hago que me guste aunque sea el libro más horrible jamás escrito.

No, ahora en serio. Si no cuento los libros de la universidad que deben estar escritos con tinta de unicornio... el más caro debió ser La sombra del viento (?).

Y los más baratos son los regalados (hay que ser sinceros), y son muchos, es uno de mis regalos favoritos (tomad nota).


Ira - ¿Con qué autor tienes una relación amor-odio?

No tengo eso ni con las personas de mi vida, con un autor que puedo desecharlo fácilmente menos. O me gusta o no me gusta, no suelo tener medias tintas en esto.


Gula - ¿Qué libro te devoras una vez tras otra?

Tengo tal lista de libros pendientes que no suelo releer ni los libros que más me gustan, porque me siento mal por no aprovechar el tiempo leyendo los que me quedan por leer y que no podré leer ni en otra vida. Pero, existe la excepción de El Principito que además se lee en un suspiro.


Pereza - ¿Qué libro no has leído por flojera?

No sé si se refiere a dejarme el libro a medias (cosa que sólo me ha pasado una vez con un libro que me obligaban a leer en el colegio en la clase de valenciano, que ni recuerdo ni quiero recordar el nombre) o a que me dé pereza empezarlo.
En el segundo caso diría Los pilares de la tierra, el motivo es que yo odio dejarme un libro a mitad, por malo que sea, y de ese libro hay quien habla maravillas y quien dice que es un bodrio, así que como no me fío, mejor no lo empiezo que no es pequeñito.


Orgullo - ¿De qué libro hablas para sonar intelectual?

Yo no gasto de eso, soy lerda por naturaleza.


Lujuria - ¿Qué encuentras atractivo en los personajes femeninos o masculinos?

Mmm... me gusta identificarme un poco con ellos, pero a la vez que sean interesantes en el sentido de no saber muy bien por dónde cogerlos. Me expreso como un libro cerrado =]


Envidia - ¿Qué libro te gustaría recibir como regalo?

Esto va de mandar indirectas a saco, no? es la finalidad, ahora lo voy cogiendo (sólo me ha costado 6 preguntas), espero que esteis leyendo con papel y lápiz al lado ;)

¿Sólo puedo elegir uno? Mundo cruel... Pues diré que Trainspotting de Irvine Welsh, básicamente por el tiempo que llevo pensando que tengo que leerlo y al final siempre pongo a otros por delante.


Y ahora ha llegado el momento más esperado, tengo que nominar a otros bloggeros. Pues nomino a todo aquél que quiera hacerlo, está entretenido al final, así que ¡hacedlo todos! (dijo y nadie le hizo caso...)




miércoles, 5 de junio de 2013

Sólo espero...


"Si te sirve de algo, nunca es demasiado tarde o, en mi caso, demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo. No hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tú saques la positiva. Espero que veas cosas que te sorprendan. Espero que sientas cosas que nunca hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otro punto de vista. Espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa. Y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo".

 - Benjamin Button -


Estoy desaparecida en combate por los exámenes, pero volveré.


lunes, 13 de mayo de 2013

Hay personas que...


Yo antes pensaba que los amigos que tenía iban a estar ahí siempre, y cuando digo siempre es SIEMPRE, toda la vida, que íbamos a ser viejecitos e íbamos a descubrir cada arruga de la cara del otro.

Un día una persona me dijo:

- Los amigos cambian. Muchos te acabaran decepcionando, y otros se irán alejando sin saber por qué. Al final los que siguen ahí, son la familia (la de sangre y no la otra).

Yo me negué en rotundo a creer algo así (que yo me crie viendo Friends, joder) para mí esas personas eran lo más importante que tenía en esos momentos, y me resultaba imposible creer que algo así pudiera pasar. Pero pasó.
Algunos vuelven a tu vida, aunque con menos intensidad, otros lo intentan, pero al final no lo consiguen, y a otros los pierdes sin más.

Y es que llega un momento en el que tu vida cambia, y los caminos que seguías junto a otras personas se separan y a muchos los vas perdiendo por el camino, aunque también es cierto, que a otros los ganas, y muy pocos se quedan. Y cuando miro atrás y me acuerdo de aquellas personas que ya no están, me vienen cantidad de recuerdos a la cabeza, y sobre todo muchísimas risas. 

Pero es verdad, la gente cambia, y yo también he cambiado, he cambiado mucho. Y sé que van a pasar muchas personas por mi vida, y también he aprendido que se acabaran quedando pocas, y que por fuerte que creas que es algo, puede que un día todo cambie, o también puede que no.

Por eso lo mejor es dejar que las cosas simplemente pasen si tienen que pasar, que jamás te niegues a hacer algo que quieres porque otros no lo crean posible, no te apoyen, o les dé rabia que tú puedas y ellos no, y aquí ya no estoy hablando de amistades, estoy hablando de lo que yo llamo personas tóxicas, que haberlas hailas.
Así que aprende a diferenciarlas… porque hay otras que son muy especiales, hay otras que tienes que tener cerca, y a veces el miedo a que te decepcionen (las experiencias pasadas es lo que tienen) las aleja de tu lado cuando deberían ir de la mano.
Que cada vez cuesta más encontrarlas, pero cuando aparecen te alegran la vida. Y yo sé qué personas especiales hay en mi vida, y aunque a veces les suelte la mano por miedo, son de las que vienen y te la vuelven a coger, y no necesitan oír un Stand by me para saber que las quieres ahí.



viernes, 10 de mayo de 2013

Tiempo libre, ese gran desconocido


Últimamente vivo entre una montaña de apuntes, libros, hojas de Word esperando a ser escritas… y café, mucho café (sin olvidar las clases y las prácticas).

Llevaré así cosa de un mes, o  más, o menos, no lo sé, no tengo ni idea, porque hace mucho que perdí la noción del tiempo.

Y así es como estamos muchos.
Estudia una carrera decían, ya verás como una vez pasen los dos primeros años el resto va rodado decían…
¡Y una mierda!

Sin duda con lo que me estoy agobiando este cuatrimestre estos preciosos años universitarios los voy a dejar de echar de menos rápido, pero muy rápido (mentira :().

No tengo tiempo para nada, ni para llorar en un rincón. Aunque la realidad más bien es:
no tengo tiempo para nada, propongamos planes todos los fines de semana, celebremos cumpleaños, que todos caigan en mayo, ahí, para joder. 
Y cuando esto no pasa mi cerebro se pone en Off porque le da la gana, porque él es así, un rebelde ¿que tiene que trabajar? pues se duerme... que se acumule la faena para la última semana, que sufra de verdad (así de sádico es él).

Y así estoy, más agobiada que Spiderman en un descampao’.

Pero la cosa no acaba ahí, ahora mi mente se está debatiendo entre si irme el año que viene a vivir a Barcelona o quedarme en Valencia (muerta del asco básicamente). Y lo tengo que decidir este mes.
Por supuesto, si no fuera por la economía me iba a Barcelona que es donde está lo que quiero hacer, aunque también me da pena alejarme de las personas que tengo aquí, pero siempre tengo presente el Quien algo quiere, algo le cuesta y sé que unos kilómetros no son tanto como para romper lo que ya tengo.

No sé, ya lo dije, no quiero echar raíces aquí tan pronto, y si no doy este paso igual es lo que acaba pasando… El problema es que tampoco depende sólo de mí el darlo o no. Y lo que más miedo me da no es irme allí, es irme y que al final no encuentre trabajo o simplemente no me llegue el dinero para seguir haciendo lo que quiero.
Pero por otra parte si me quedo ¡¿qué hago?!

Y en este debate está sumergida mi mente, cuando en realidad debería estar haciendo todo ese trabajo que llevo arrastrando.

Pero ¿qué es fácil? ... Nada que merezca la pena. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Seré breve


Hoy me he dado cuenta de que cuando no tienes algo claro y dudas entre si hacerlo o no, es muy fácil darte cuenta de si es realmente lo que quieres.

Es sencillo, de verdad, sólo tienen que quitarte la posibilidad de poder hacerlo, y si te da un bajón impresionante, es que es lo que querías, y si no, pues enhorabuena, tu otra puerta sigue abierta.

Y es que a veces por pensar mucho las cosas o esperar a que se resuelvan en tu cabeza no te das cuenta de que el tiempo pasa y puedes acabar perdiendo oportunidades, y cuando te das cuenta ya es tarde…

Pero bueno, así es la vida, y siempre hay más cosas que hacer. 


sábado, 27 de abril de 2013

Quiero...


Acaba la carrera, encuentra un trabajo o sigue estudiando mientras lo buscas y te pones a trabajar también. Ahorra y cómprate un piso, y un perro, o un gato, aunque a lo mejor te has independizado junto a tu pareja y él/ella le tiene alergia a todo tipo de animal, no sé.

Id al Ikea y amueblad la casa, que quede a gusto de los dos, pero a la vez de ninguno en concreto.

Trabaja entre semana, dedícate a la familia los fines de semana, piensa en tener un hijo, o dos, o tres… mejor céntrate en uno y luego ya se verá que llega.

Cásate, que te pida matrimonio en la Torre Eiffel, o en Italia con un plato de spaghettis y un acordeonista tocando a vuestro lado, o mejor pídeselo tú en el sofá de tu casa mientras veis vuestra serie favorita y así tenéis más a mano lo de celebrarlo entre las mantas.

Que la luna de miel sea en la Riviera Maya, que está de moda y lo suficientemente lejos como para fardar de viaje y pensar que es el paraíso.

Ten un hijo, forma una familia, no te olvides del perro, o el gato, a lo mejor ahora tenéis los dos porque resulta que tu pareja no era alérgica, todo ello entra en el pack familiar.

Ahora tu vida es parque, trabajo, casa, familia… Juega con tu hijo, besa a tu pareja, ríete con tus amigos, come con tus padres… y no te olvides de la escapadita al chalet de los vecinos de vez en cuando, sobre todo en verano, que tienen piscina.

¿Qué te falta? ¿no es esto lo que quiere todo el mundo?


Pues no.

Tengo que admitir que me da un “poco” de miedo eso de vivir según lo establecido. Que mi familia ya da por hecho que yo cuando tenga mis ahorros (o antes) me iré a vivir con mi pareja, y que mi vida será una vida rutinaria como otras muchas, que nos casaremos, que tendremos un hijo o dos, y para mi madre ojalá no hayan animales, pero lo siento mamá, los habrá en algún momento.

El caso es que yo no quiero eso, aunque al final acabe siendo lo más probable, pero no es lo que ahora mismo quiero. 
Y yo pensaba que era algo normal, que aún soy joven y por supuesto quiero ver mucho mundo, conocer muchas culturas y no tener una rutina marcada hasta dentro de muchos años. 

Pues resulta que no, que gente de mi edad no piensa así, que quieren ya encontrar un trabajo estable, un piso, formar una familia, y que sus hijos jueguen con los míos

Me parece perfecto que quieran seguir paso a paso las pautas que marca la sociedad, y lo tengan tan claro y asumido, ojalá tuviera yo algo claro ahora mismo, pero yo necesito algo más, esa vida a mí no me motiva, y antes de tener hijos (si tengo) o un perro o un gato o incluso otra coneja, antes de atarme a un piso, a un trabajo, antes de todo eso quiero disfrutar de otras muchas cosas que sé que con todo eso no podrá ser. 
Y me da un miedo atroz no poder cumplir la única cosa que tengo clara, que paradójicamente es una incertidumbre.

Y habrá quien piense que es una inmadurez, pero no. Precisamente lo que quiero es seguir aprendiendo, aprendiendo de otras personas y de otros lugares. Aunque sea muy fácil decirlo y de valientes hacerlo.

Y por supuesto sé, que por suerte, no soy la única que piensa así.

martes, 23 de abril de 2013

¿Entendiste?

-          Agarra el plato y tíralo al suelo
-          Listo
-          ¿Se rompió?
-         
-          Ahora pídelo perdón
-          Perdón
-          ¿Volvió a estar como antes?
-          No
-          ¿Entendiste?

El otro día leí este texto por algún rincón de Internet. Algo tan sencillo parece que hay gente que no lo entiende, a lo mejor con este ejemplo más gráfico lo entenderían mejor.


Y es que hay cosas que no sé si vas a entender, como

Que no puedes hacer añicos algo y luego pretender arreglarlo con unas palabras. Que esa magia se quedó en una caja llena de recuerdos y que sólo un niño sabe utilizar.
Que la experiencia también deja marcas y cicatrices, y eso sigue ahí, doliendo cuando cree que va a llover.
Que hay cosas que por mucho que lo intentes no volverán a ser igual, aunque a veces diferente no signifique peor.
Que “yo perdono, pero no olvido” no es perdonar, es resignarte y seguir avanzando.
Que hay que saber pedir perdón, pero entendiendo que no es sólo una palabra.

Pero no me hagas mucho caso... Que últimamente soy una hormona con patas, y tan pronto estoy arriba, como pasa un segundo y estoy abajo.