sábado, 31 de diciembre de 2016

Año nuevo... viejas costumbres

Cuando voy al trabajo por las mañanas, hay un tramo de bus desde donde se ve al fondo la ciudad mientras entra el sol de invierno por la ventana. Siempre cierro los ojos unos segundos al primer contacto. Como para prepararme para lo que está por venir. Y aunque sé que voy a trabajar, y que estoy en un autobús, en esos segundos pienso: esto es vida.

Eso es lo que le pido al 2017, seguir disfrutando de las pequeñas cosas. Que cada día, sea rutinario o no, tenga al menos un momento por el que poder decir "esto es vida".

2016 ha sido un año de transición. No ha sido un gran año en general, pero tampoco puedo decir que todo haya sido malo. Supongo que puedo decir que fue el año de querer volar y darme el batacazo. 2017 será el año de aprender a volar.

PD: ¡Feliz año! y esas cosas.


lunes, 8 de agosto de 2016

Flor de Selas


Es una planta trepadora, fuerte, que da flores de color rojo intenso. Las hojas son oscuras y delicadas. Crecen mejor en sitios umbríos, pero la flor capta los pocos rayos de sol para abrirse. —La miré—. Te pega. En ti también hay sombras y luz. La selas crece en los bosques, y no se ven muchas, porque solo la gente muy hábil sabe cuidarla sin hacerle daño. Tiene una fragancia maravillosa. Muchos la buscan, pero cuesta encontrarla.

Kvothe - El nombre del viento.

lunes, 15 de febrero de 2016

Doble o nada

Yo, poniéndole fechas de caducidad a todo. Como si importara más cuándo lo consiga al hecho en sí de conseguirlo.
Yo, poniéndome mis propias barreras y quejándome por tropezar en mis propios obstáculos.
Yo, que tenía como uno de mis lemas aquella fase de Scrubs "Nada de lo que merece la pena en esta vida es fácil".
Yo, replanteándome toda mi vida después de todo lo corrido.

Hace poco leí un artículo que decía que nuestro cerebro toma las decisiones antes incluso de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Cuando aún estamos debatiendo qué hacer. Antes de acabar esa lista mental de pros y contras, él ya lo tiene claro, sólo que le gusta hacernos sufrir, aunque sólo sea por 200 milisegundos (eso es mucho sufrimiento).

Así que vale cerebro, tú ganas, all-in al negro. Que no se diga que no lo hemos intentado.

Y aunque sigo buscándome, por lo menos hay partes de mí que ya voy encontrando. Todos necesitamos esos momentos de caer al pozo, para empezar a ver otra vez la luz (aunque sea a lo lejos).