jueves, 26 de septiembre de 2013

Botón rojo

Recuerdo que cuando iba al instituto mi profesor de filosofía nos planteó una situación (que probablemente conozcáis ya, pero me interesa vuestra opinión igualmente) y de la que tiempo después se rodó una película (muy mala para mi gusto por cierto y de la que no recuerdo mucho más).

La situación consistía en imaginar que un día alguien se nos presentaba y nos hacía una propuesta: 
Hay un botón rojo, por cada vez que aprietes el botón recibirás un millón de euros. Pero existe un inconveniente, y es que cada vez que aprietes ese botón, a la vez morirá una persona, una persona que tú no conoces y que nunca sabrás quién es, y por supuesto nadie te relacionará a ti con esa muerte. Sabiendo esto ¿apretarías el botón rojo?

Bien, yo planteo una situación más drástica, pongamos que estás en una situación jodida, una situación en la que un millón de euros arreglaría esos problemas que ahora mismo tienes, sólo tienes que apretar ese botón rojo y adiós problemas, muere un desconocido del mundo, tú sabes que una persona cualquiera ha muerto por tu culpa, pero nadie excepto tú sabe que alguien ha muerto por ti ¿qué haces? ¿aprietas o no aprietas el botón?


Voy a desvelar mi respuesta, si quieres puedes contestar antes ya que la situación ya está planteada y así no influyo para nada en tu respuesta (que igual no influyo de todas maneras, es un punto de vista).

Así que STOP, deja de leer.

En serio, no quieres leerlo todavía.

Piensa, comenta, lee y si quieres vuelve a comentar, que es gratis :D

Se acabaron los avisos, mi respuesta [SPOILERS]:


Lo dije en el instituto y lo mantengo, yo soy de las que NO apretaría ese botón, y me explico.

La razón principal probablemente sea que mi Pepito Grillo es un poco más grande que el grillo habitual, y tengo una conciencia que a veces me mata. Y además entra mi parte defensora del efecto mariposa… Y si por apretar ese botón mato a una persona que quizás es la que tiene la cura contra el cáncer, o si me pongo más a modo egoísta quizás es la que salva la vida de algún ser querido, o a lo mejor aprieto el botón y muere un asesino en serie al que no han conseguido atrapar y sigue matando sin ton ni son, también puede pasar…
¿Pero qué alivia más mi conciencia? ¿no tener la muerte de una persona en mis manos (pese a que esa persona quizás sólo aporte mal a la sociedad) o tener un millón de euros sin saber quién ha muerto por él? ¿tengo yo el derecho de decidir si esa persona en cuestión, que nunca sabré quién es y cuya vida desconozco por completo, debe morir?

También está la posibilidad de que esa persona que me ofrece un millón de euros a cambio de la muerte de un desconocido (que es y será siempre un desconocido) me esté mintiendo, y quizás lo apriete, no muera nadie y obtenga una gran suma de dinero, lo cual tampoco aliviaría mi conciencia porque al fin y al cabo… ¿y si no miente y he matado a una persona de forma indirecta? Nunca sabría la verdad.


Quería plantear la situación sin poner mi punto de vista, pero para ello luego tendría que crear otra entrada y era un lío, de todos modos me he guardado algunas balas en la recámara ;) Así que por favor, obviad mi punto de vista (si lo habéis leído antes de contestar) y responded respecto a lo que realmente penséis.

¡Se abre el debate!




jueves, 12 de septiembre de 2013

Inma Jones (y no por Indiana)

A veces parezco sacada de ‘El diario de Bridget Jones’, algo de este estilo:


Siempre me ha gustado esa escena a lo dramaqueen… pero no, en realidad soy más de este otro:


Pero con un desenlace más catastrófico, yo no tengo tanta suerte…

Ya lo he dicho muchas veces, soy un peligro para mi propia vida, pero aquí sigo, al pie del cañón. Que lo que no te mata te hace más fuerte dicen ¡de roca que soy ya!

Y el otro día estaba hablando con un amigo que me comentaba que en la Appstore [inciso para promocionarme: busco trabajo de fines de semana ¡contactad conmigo criaturas!] contrataban a gente sin experiencia en cuanto a informática, que no tuviera cursos y esas cosas, vamos YO. Sí yo, porque sólo con decir que me abrí este blog porque un día de repente mi antiguo blog no me dejaba loguearme a su antojo y aún no sé qué hice para merecer eso…

Bueno pues yo ya estaba ahí pensando en dónde iba a mandar mi próximo curriculum cuando mi amigo me dice:

-       ¿Te imaginas? Tú trabajando ahí… el primer día desmontas la tienda con lo torpe que eres.
[Cría cuervos…]
-       Mmmm… no lo había pensado así, gracias por robarme las esperanzas y ya de paso por tu confianza.


Y esa es la fe que tienen mis amigos en mí… Pero yo mentiré en las entrevistas cuando me pregunten con qué características me describirían las personas de mi alrededor, porque he creado un ser perfecto pero bastante creíble muahaha (en realidad no).

Pero si el ser torpe no se tiene en cuenta para que te den becas, pues tampoco se debe tener en cuenta para el resto de cosas, hombre ya. Además yo lo llevo con orgullo, es algo característico de mi familia, es la herencia que nos dejan nuestros antecesores, lo llevo en los genes y eso no se puede cambiar.

¿Cómo lo diría yo? ¿Habéis visto ‘El Rey León’? cuando Simba intenta escapar de su destino como rey y se da a otra vida unos años pero al final vuelve para acabar siendo rey porque es su legado… (iba a poner Spoiler, pero si no la has visto te lo mereces. Aunque si no sabes ese final es que has vivido alejado de la sociedad demasiado tiempo) pues así es la torpeza en mi familia, es nuestro legado, y tenemos que llevarlo con orgullo, como Simba rugiendo como rey en su roca.

(Pero ¿por qué he empezado a desvariar tanto de repente? En mi vida me había planteado tal símil, pero mira, no está mal del todo…)


La cuestión es que hay cosas de las que puedes sentirte más o menos orgulloso, pero al final son cosas que al modo de ver de cada uno nos caracterizan, y por supuesto, no son cosas exclusivas, así que mi consejo es que si tenéis que describiros en 3 palabras pensando en cómo lo harían los de vuestro alrededor… mintáis, mintáis mucho.


martes, 10 de septiembre de 2013

A veces pienso que...

Algunas personas son como montar en bici.

(Y que cada uno saque sus conclusiones)


martes, 3 de septiembre de 2013

Bienvenido Septiembre

Hay mucha gente a la que le ha dado una pena tremenda que llegara septiembre, en cambio yo me alegro tanto de que haya acabado agosto...

Septiembre siempre ha sido un mes de comienzos. 
Para mí y para muchos otros tiene más sentido decir eso de ‘Feliz año nuevo’ este mes que el 1 de enero, pese a que enero es mi primer mes de vida.

Este año cambia mi rutina de vida una vez más, ya veremos si consigo llevar a cabo todo lo que tengo en mente, que no es poco, pero estar activa hace que quiera hacer más cosas aunque también se echen de menos esos ratos muertos que no valoramos en absoluto cuando los tenemos en la mayoría de las ocasiones.


Pues eso, que es momento de llenar las agendas y de ser aquello que queremos ser, que nunca es tarde si la meta es buena.

Y hoy por ser breve...

Algún día (no muy lejano) volveré a tocar la guitarra.