Yo, poniéndole fechas de caducidad a todo. Como si importara más cuándo lo consiga al hecho en sí de conseguirlo.
Yo, poniéndome mis propias barreras y quejándome por tropezar en mis propios obstáculos.
Yo, que tenía como uno de mis lemas aquella fase de Scrubs "Nada de lo que merece la pena en esta vida es fácil".
Yo, replanteándome toda mi vida después de todo lo corrido.
Hace poco leí un artículo que decía que nuestro cerebro toma las decisiones antes incluso de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Cuando aún estamos debatiendo qué hacer. Antes de acabar esa lista mental de pros y contras, él ya lo tiene claro, sólo que le gusta hacernos sufrir, aunque sólo sea por 200 milisegundos (eso es mucho sufrimiento).
Así que vale cerebro, tú ganas, all-in al negro. Que no se diga que no lo hemos intentado.
Y aunque sigo buscándome, por lo menos hay partes de mí que ya voy encontrando. Todos necesitamos esos momentos de caer al pozo, para empezar a ver otra vez la luz (aunque sea a lo lejos).