domingo, 22 de diciembre de 2013

Piensa un título original... ¡Feliz Navidad! ...Oh shit

Es cierto que para los universitarios la Navidad dejó de existir, al menos en cuanto a disfrutar de las vacaciones se refiere. Pero estamos a 22 de diciembre y ya he tenido una cena y una comida de Navidad. Parece que con los años las cosas cada vez llegan antes.

Como para todo el mundo, desde que descubres quienes son los Reyes Magos y Papá Noel, estas fechas dejan de significar lo que significaban, pero cuando en tu familia vuelven a haber pequeños, las vives de nuevo a través de su ilusión.

Notas cuando entra diciembre porque tu sobrina empieza a comportarse mejor de lo normal porque no le gusta el carbón, y tu sobrino sigue siendo un trasto porque es tan pequeño que aún no sabe ni decir ‘Papá’.

Notas como tu bolsillo, plano ya de por sí, empieza a perder dinero, pero no te importa demasiado cuando lees la carta de “Queridos Reyes Magos” e interpretas las rayas de tu sobrina que sólo sabe escribir su nombre, y con suerte.

Un año más tu padre compra un boleto para que lo compartas con tu hermano en el que no nos toca ni la devolución. Pero lo bueno de este año es que una vez hecho el sorteo se acabó el maldito anuncio de Navidad (adiós a las pesadillas con Montserrat Caballé y Rafael, y esa terrorífica canción sonando en mi cabeza).

Vas al centro sin guantes y compras castañas asadas para calentarte las manos mientras ves las luces y esa falsa pista de patinaje sobre hielo que han montado en la plaza junto al árbol, como si compensara pasar la Navidad aquí y no en Nueva York.

No sé por qué, pero me resulta muy difícil hacer un balance de este 2013, cuanto más lo pienso más me contradigo, supongo que es algo bueno.
Los propósitos los dejo para cuando sepa que voy a cumplirlos, ahora tengo demasiadas cosas que hacer como para meterme en otras.  Pero bienvenido sea todo lo que queda por venir.

Mi amigo Chuck y yo os deseamos a todos...




viernes, 13 de diciembre de 2013

Sólo 5 cosas

Últimamente siento que vuelvo a estar un poco perdida, por una parte estoy donde quiero estar, pero por otra hay algo que ronda mi mente, que no sé muy bien qué es pero que me dice que necesito algo más para tener las cosas claras.

El otro día leí un artículo en el que una enfermera hablaba desde su experiencia de las cinco cosas que la gente más lamentaba en su lecho de muerte, y me hizo reflexionar un poco. Aquí os dejo esas 5 cosas y mis reflexiones:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
Hay poca gente valiente en el mundo, quizás porque confiar en uno mismo es algo que no se potencia lo suficiente desde que somos bien pequeños. A veces las elecciones que tomamos o no tomamos dependen más de factores externos, que de los realmente importantes para nosotros 
¿Realmente perseguimos nuestros sueños o los sueños sueños son?

Yo esto lo relaciono con la ya famosa ‘Zona de Confort’, esa zona en la que te encuentras mullidito y tranquilo, porque es una zona que controlas y conoces muy bien, te resulte agradable o no. 
Hay gente que se queda en esta zona, por aquello del miedo a lo desconocido, y otros en cambio son más exploradores y tienen siempre proyectos en mente que llevan a cabo, y para ello salen un poquito de la zona mullida para adentrarse en otra, la que se denomina ‘Zona de Aprendizaje’, en ella vas aprendiendo cosas que te van permitiendo ampliar poco a poco esa Zona de Confort de cada uno.  
La mayoría de las personas nos movemos entre estas dos zonas.

Pero hay más, todos tenemos sueños, sueños que a veces no nos atrevemos a cumplir por el ¿y si sale mal? sin tener en cuenta el ¿y si sale bien?

Porque cuando tenemos en cuenta este último entramos en la ‘Zona de los grandes retos’, esa zona a la que se teme llegar por el miedo a perder. Pero cambiar no significa perder, sino desarrollar. 
Hay que superar muchos miedos para llegar aquí, y estar muy motivado para ello, tener claro el ¿Por qué y para qué hago esto? Y cuando tu sueño tiene una fecha de caducidad clara y empiezas a trabajar para conseguirlo antes de que caduque, es que algo estás haciendo bien, aunque tengas que volver atrás muchas veces, sigues avanzando.
Simplemente CREE EN TI.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Refiriéndose al hecho de que a veces se considera más importante el trabajo que otros ámbitos, como quizá sea pasar más tiempo con los tuyos. 

Siempre se tiene en mente eso de: Ahora lo que hay que hacer es ganar dinero para tirar adelante, ya tendré tiempo mañana para estar con las personas que quiero.

Punto difícil de valorar sin una perspectiva temporal. Que del amor no se vive lo sabemos todos, pero hay que tener claro que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar.

 

3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Sentimientos tanto positivos como negativos.

Esto es algo que a mí me cuesta bastante a veces, y sé perfectamente a qué se debe. Como a mí le pasa a muchos otros. Supongo que es algo que va formando las experiencias vividas y por tanto que puede cambiar, aunque a unos les cueste más y a otros menos.

 

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

Poco que comentar aquí ¿quién no ha perdido amigos con el paso del tiempo? ¿quién no ha tenido que suprimir tardes con algún amigo por culpa del trabajo por ejemplo? Una frase del artículo decía: 

Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años”.

Triste pero cierto.

 

5. Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.


Para mí ésta está relacionada con el punto 1.

 “La felicidad es una elección”

Os dejo el enlace del artículo por si os interesa y aquí el video que explica de forma muy chula la 'Zona de Confort':